domingo, 26 de junio de 2011

LAS ACTITUDES

LAS ACTITUDES

 ¿Qué son las actitudes?
         No es lo mismo mirar el mundo con unas gafas de cristal color de rosa que con unas gafas oscuras. Nuestras actitudes son las gafas que cada uno de nosotros utiliza para mirar a su alrededor y a sí mismo, o, como dice Robert Dilts,  las actitudes son los filtros a través de los cuales percibimos la realidad.
Esos filtros son imprescindibles, ya que la realidad es tremendamente compleja y los filtros nos permiten simplificarla y centrar nuestra atención en unos aspectos y no en otros. Sin filtros no podríamos funcionar, por tanto, decir que una actitud es
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        Les ponemos etiquetas a las cosas, y esas etiquetas dirigen nuestro pensamiento en un sentido o en otro. Cuando nos encontramos ante algo que hemos calificado como ‘interesante” nuestras reacciones son muy diferentes de las que tenemos cuando nos encontramos frente a algo que hemos calificado de “aburrido”.
Las etiquetas que le ponemos a la realidad son de muchos tipos.  A grandes rasgos podemos distinguir tres categorías:
1.      Por una parte tenemos las opiniones que formamos sobre la realidad exterior (por ejemplo, los niños son ruidosos, el ruido es molesto)
2.      Después tenemos las opiniones que formamos sobre nosotros mismos, sobre nuestra identidad (se me da bien el dibujo,  soy una persona nerviosa)
3.      Por último formamos  valores y escalas de valores, que son los que nos permiten decidir que es más importante y establecer prioridades. 
        En cualquiera de esas tres grandes categorías nos encontramos que, con frecuencia, se identifican las actitudes con aquellas ideas que podemos expresar verbalmente y de las que somos conscientes, pero si entendemos las actitudes como los filtros que hacen que prestemos atención a unos aspectos de la realidad y no a otros es fácil darse cuenta de que muchos de nuestros filtros no se expresan verbalmente, sino que los asumimos de forma tácita.
Por ejemplo, cómo profesor sé que en cuanto el ruido en un aula supera un determinado nivel entro en acción para hacerlo bajar, sin embargo, me resultaría muy difícil explicar cuál es el nivel de ruido adecuado, simplemente noto que tengo que actuar. Muchas de nuestras actitudes están fuera de nuestro nivel de atención consciente, lo que quiere decir que reaccionamos ante ellas sin siquiera darnos cuenta.  Puede suceder incluso que esas actitudes tácitas estén  en contraposición con las ideas que defendemos conscientemente.
 Las actitudes y la realidad 
          Decir que las actitudes son los filtros a través de los que percibimos la realidad equivale a decir que nuestras actitudes son el mapa que utilizamos para andar por el mundo y, como ya dijo Korzybski en 1941, no debemos confundir el mapa con el territorio, ni nuestras actitudes con la realidad.
De la misma forma cualquier opinión, actitud, o valoración que formemos sobre algo, por su propia naturaleza exige que generalicemos y simplifiquemos. Lo que quiere decir que las actitudes nunca son “verdad” ni  “mentira”, sino una forma de entender una determinada situación.
Cuando confundimos nuestras actitudes con la realidad le cerramos las puertas al cambio y las actitudes se solidifican


Al iniciar el presente artículo, se debe aclarar que a pesar de que cada ser humano es único e irrepetible según Newcomb, (1964) dentro de las sociedades y dentro de los grupos que existen en cada sociedad, la mayoría de los valores se comparten. Es por esto que es interesante observar si el haber compartido algunas experiencias con otras personas, hacen que ciertas actitudes sean similares.

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